Salerno - Sicigniano d.Alburni

Bajamos del Ferri como si huir de una carcel se tratase, el Ferri era un buque de carga que admitía pasajeros en estos tiempos de mala gestión económica. Con que ni discoteca ni fantasías.

Mark, Marcos e Ismael. Nos adentramos en la ciudad de Salerno a las 20h del 23 de Marzo. Pedalear 20 o 30 km para llegar a un camping a estas horas supone una incertidumbre importante al encontrarnos en temporada baja. Con pocas palabras y bastante suerte nos alojamos en un International Youth Hostel, un lugar barato (15€/noche) donde compartir habitación con varios personajes, los que a las 10 de la mañana aun siguen en cama y durante la noche te han deleitado con una jam sesión de ronquidos.

Cenamos en il Brigante, el primer sitio donde tenemos oportunidad de comer pasta Italiana a 10€ por barba. La gente es acogedora y se respira una frecuente simpatía. 

Al día siguiente partimos en dirección sureste, nos separamos de nuestro buen amigo Mark tras un buen riding de algunos kilómetros y un almuerzo cerca de la costa. Es chocante como puedes llegar a coger afecto al primer viajero en bici con el que te encuentras justo los primeros días del viaje.

Día 24 de Marzo, empaquetamos y tomamos unos buenos cafes en el centro con Mark, el Inglés intrépido.

Nos rompimos las piernas en 70 km pero conseguimos llegar a un magnifico check point, Sicigniano d.Alburni. Entre montañas y vistas agradables tuvimos el placer de hospedarnos en el albergue de Castagneto y cenar como animales de carga en la Pizzeria Diamante a cargo de Janne y Armando Di Dio. Gente super amable que hasta nos dejo usar su teléfono fijo para hacer llamada internacional a España y nos trazó la ruta del día siguiente en Google Maps.

Dos pizzas y media dieron buena cuenta en mi panza tras tocar fondo en la llegada al pueblo, Marcos se mantuvo fuerte pero tampoco se quedo corto, perdí la cuenta de sus cervezas.

Mil gracias a la buena gente de Sicigliano d.Alburni