23 de mayo de 2012

Destino Turkmenistan

El 21 de mayo se agrupa un nutrido grupo de cinco viajeros con destino Sarakhs, frontera con Turkmenistan. Michel, Luc & Valerie y los dos mofetas, tot menos apurarse.





Un poco cansados de la gente local, constante e impertinente en preguntar de donde somos y a donde vamos, logramos culminar 85 km hasta las cercanías del rio Kashaf Rud. Paisaje desértico sin abundante agua corriente, lo justo para limpiar platos y sobacos después de que Marcos cocinase una Spanish Tortilla impresionante, sobretodo por los medios que se disponían para dar vuelta y vuelta.





22 Mayo toque de corneta a las 9 horas, algunos como Marcos llevan despiertos desde las cinco de la madrugada, como viene siendo habitual en mi compañero, sediento de kilómetros tras incontroladas dosis de café. Estos ocho días, tres para llegar a la frontera y cinco para cruzar Turkmenistan, se presentan relajados al ir en grupo, parece que mis plegarias han sido atentidas. Compartir ruta con mas viajeros compartiendo experiencias y buenos momentos!


Los días empiezan a ser calurosos y mantenerse hidratado resulta imposible, visitamos Caravanserai Robat-e Sha. Una fortificación antiguamente habitada por mercaderes y caravanas en proceso de restauración, el bochorno es implacable. El grupo Suizo-español dialoga pasar la noche en Caravanserai, si los trabajadores lo permiten.





Idílica idea dormir acogido por las murallas de Caravanserai, el capitán de la restauración persuade nuestras intenciones ofreciendo su caseta donde descansa tras cada jornada, la cual reúne condiciones mas decorosas que la propia fortaleza, su modo de ver. Sin ruidos ni contaminación acústica, té y algunas palabras en Farsi con Ali, pasamos la noche a buen recaudo.


El 23 pedaleamos juntos a Sarakhs, el plan es abastecerse para pasar la noche en tienda y el 24 entrar a Turkmenistan de buena mañana. Durante el proceso de compras en diferentes markets siempre queda uno a resguardo de las bicis, en este caso son cinco mas cinco turistas. Un centro de atención local que en pocos minutos se abarrota lleno de curiosos   donde algo parece ser diferente, pocas preguntas y poca simpatía. Algo huele mal, mal día para llevar pantalones cortos y Marcos culotte corto. Me separo para hacer una ultima compra por mi cuenta y sucede, un policía me detiene señalando mis pantalones con cara de sorpresa. Ya la he cagado, me digo. El policía dispone llamar por teléfono cuando una mano del cielo me coge del brazo para apartar de mi destino una detención segura. No resulta fácil librarse de la policía escondido en una relojería, sin pasaporte y lejos del grupo. El joven relojero dialoga con el policía suavizando el suceso, me libro por los pelos y acudo al grupo para alertar a Marcos. En estos momentos una detención puede ser realmente problemática, el riesgo de no cruzar la frontera al día siguiente consumiría un tiempo valioso en la visa de transito para Turkmenistan.


Me cambio de pantalones y nos reunimos para cenar en un bar, no tarda en acudir un coche patrulla al lugar donde cenamos, como buscando turistas que estuviesen pasandose las costumbres Islámicas por el forro. Con tensión, dividimos el grupo para llegar a la zona de acampada, tras caer la noche y persuadir la vigilancia. No pegamos ojo hasta tarde, viendo pasar vehículos y esperando la visita oficial al campamento. Así no despedimos de nuestra ultima y conflictiva noche en Irán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario