20 de junio de 2012

El gran duelo

El Pamir, la etapa más dura y radical del recorrido daba comienzo a Obigarm con dolores internos y virus preservando en mi físico desde Dushanbe. Llegado al checkpoint y asegurada la frescura y calidad del alimento sirven un cuenco de sopa con un pedazo de carne flotante y pastelitos de cebolla y carne recocidos en una grasienta tapa de olla. Minutos mas tarde y tras haber ingerido todo menos el flotador correoso, un hombre junto con dos mujeres, una local y otra China de aspecto zorrón degustan el mismo menú, esta ultima sale corriendo al punto de vomitar y entra balbuceando señalando el contenido del cuenco. Se retiran en estampida y Marcos pregunta al viejo que demonios pasa, certifica el anciano que estos Chinos son muy delicados...una larva de mosca parecía no ser motivo repulsivo.

Con mal rollo de estomago sumado a mis dolores internos palabras como hospital y taxi a Dushanbe no auguran buen camino, la única esperanza son las termas a 60 grados que ofrece el alojamiento y así es, unas blasfemias mas tarde consigo meter el cuerpo entero y debatir el dolor incandescente viendo como los locales se tiran de cabeza.

Saghirdasht Pass

Ascender el Saghirdasht Pass a 3250m por la ruta Tavildara supone la primera nota sobre la melodía de tot menos apurarse, el paso esta abierto sin retención en verano, por tanto la botella de vodka que compramos no fue desenfundada en soborno del personal. La mayor dificultad residió en alcanzar la cima sobre piedras y desnivel de largo calvario. Sobretodo para mi...
Una vez arriba invirtiendo seis horas de ruta contemplar el panorama hace olvidar el duro esfuerzo y a continuación el largo descenso, duro como el solo sin poder coger velocidad, conduce hasta el pueblo Khala hi Kumb, punto donde la ruta sur y norte desde Dushanbe se unen provocando en el pueblo un notable movimiento, cercano al borde con Afganistán.

Desayuno explosivo

Hacia Baravni vivimos de cerca un trágico accidente, una mujer que forma parte de un grupo de seis ciclistas Belgas, en su primer día de viaje, se precipita al río desde unos quince metros por uno de los constantes socavones que sufre la carretera. El casco salva su vida sufriendo fuertes contusiones y una rotura de pierna...sacarla de allí abajo no fue nada fácil.
Finalizado el rescate continuamos nuestra marcha con los pelos de punta y deseando que no ocurra nada similar en nuestro pellejo, no se como los cinco Belgas restantes tenían valor para continuar.



18, desayuno de rutina explosiva acompañado de moras y albaricoques que recogimos el día anterior. Sufro de nuevo rodilla inchada esta vez sin dolor, el perfil de elevación va en aumento y cada jornada es un duro esfuerzo que el cuerpo se cobra en cuanto le falta horas de descanso. El borde Afgano sigue al otro lado separado por el río, la gente saluda y todo se desarrolla con fluidez.

Camino de Vomar, borde Afgano

A 1985m en Vomar, la corriente del río se calma, ensancha sus caderas y apacigua sus aguas formando un paisaje asombroso, cobrando cada metro cuadrado y esfuerzo acumulado hasta Khorog.

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